La actriz habló sobre rumores y verdades en el show de Jimmy Kimmel, incluyendo anécdotas personales y bizarros tratamientos de belleza.
Las redes sociales están repletas de mitos y rumores sobre las celebridades, y Jennifer Aniston no es la excepción. La estrella de Friends, de 55 años, se presentó en el programa Jimmy Kimmel Live! para jugar un divertido segmento donde confirmó y desmintió algunas de las leyendas más disparatadas que circulan sobre ella. Sorprendentemente, una de las más inesperadas resultó ser cierta: Aniston admitió haber recibido un tratamiento facial a base de esperma de salmón.
Entre risas, la actriz bromeó sobre los beneficios del peculiar tratamiento: “¿No tengo una hermosa piel de salmón?”, exclamó mientras mostraba su rostro a las cámaras. Este tratamiento promete acelerar la renovación celular y estimular la producción de colágeno, aunque Aniston confesó que no fue tan efectivo para ella. La actriz ya había mencionado este procedimiento en una entrevista con The Wall Street Journal, donde reflexionó que, a pesar de los tratamientos innovadores, su apuesta ahora está en las inyecciones semanales de péptidos.
Pero esa no fue la única revelación sorprendente de la noche. Aniston también confirmó un rumor aún más impactante: tiene en su posesión las cenizas de su terapeuta. Explicó que su relación con ella era tan cercana que la consideraba como una figura materna. “Seguro que sueno como alguien que necesita un psicólogo después de esto”, bromeó. La historia se remonta a una entrevista de 2012 para GQ, donde Aniston relató que, tras el funeral de su terapeuta, los asistentes recibieron las cenizas en pequeñas bolsas Ziploc como si se tratara de un peculiar recuerdo.
Durante el segmento, también surgieron algunas anécdotas más ligeras y curiosas. Por ejemplo, Jennifer confirmó que cada vez que viaja fuera de Estados Unidos, lleva consigo un frasco de aceitunas.
Otra historia personal que dejó a los espectadores atónitos fue la revelación de que, cuando era niña, sus familiares le pedían que bailara la danza del vientre en cada reunión de Nochebuena. “¡Era algo que tenía que hacer en cada encuentro familiar!”, recordó Aniston con humor, añadiendo que esto la traumatizó un poco. “Para mí era como lo que es para otros niños tocar el piano o cantar, solo que yo tenía que bailar la danza del vientre para mis tías, tíos y abuelas griegas”.
Con estas revelaciones, Jennifer Aniston mostró una vez más su sentido del humor y su habilidad para abordar tanto los mitos más extravagantes como las verdades más íntimas de su vida.
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